Literatura Española del Siglo XVII

1.- EL BARROCO.

1.3.- ESTÉTICA LITERARIA

1.3.5.- Temática

1.3.5.2.- La Naturaleza: Paisaje, flores y bodegones

Simbología de los colores

La Arcadia de Lope de Vega (1598) Libro 2º

Iba la triste pastora [Belisarda] a estos regocijos no con las galas y ornato de las otras, ni ceñida su frente de guirnaldas de flores, ni su cuello de alegres corales y hilos de perlas, pero con una pellica parda y un rebozo, melancólica y triste [...] Iba gallardo Leriano con un sayo de raja verde clara, indicios de su pensamiento y señales de su confianza [...]. Iba Isbella vestida de amarillo pajizo y Anarda de azul turquí, colores de su pensamiento de cada una, porque la pastoril juventud del Arcadia tenía ya por ley inviolablemente esta costumbre recebida. Iban en esta conversación mezclados Olimpio, aborrecido de Isbella, y Menalca, amado, el uno vestido de leonado escuro y el otro de amarillo y blanco.

(Obras completas. Lope de Vega. Prosa I. Bibl. Castro, 1997, pág. 90-91)

 

Desengaños amorosos de María de Zayas (1646) Desengaño 6º

Oí preguntar una vez a un desembarazado de amor (porque aunque dice que le tiene, es engaño, supuesta que en él la lealtad está tan achacosa como en todos) ¿De qué color es el amor? Y respondíle que el que mis padres y abuelos y las historias que son más antiguas dicen que se usaba en otros tiempos: no tenía color, ni el verdadero amor le ha de tener. Porque ni ha de tener el alegre carmesí, porque no ha de esperar el alegría del alcanzar; ni el negro, porque no se ha de entristecer de que no se alcance; ni el verde, porque ha de vivir sin esperanza; ni el amarillo, porque no ha de tener desesperaciones; ni el pardo, porque no ha de darle nada de esto pena. Solas dos le competen, que es el blanco puro, cándido y casto, y el dorado, por la firmeza que en esto ha de tener. Este es el verdadero amor: el que no es delito tenerle ni merece castigo.[...]

El amor de ahora que usáis, señores caballeros, tiene muchos colores: ya es rubio, ya pelinegro, ya moreno, ya blanco, ya viudo, ya casado, ya soltero, ya civil y mecánico, ya ilustre y alto. Y Dios os tenga de su mano, no le busquéis barbado, que andáis tan de mezcla, que ya no sabéis de qué color vestirle.

(Novelas completas. María de Zayas.
Ed. María Martínez del Portal. Bruguera 1973, pág. 516-7)