Divino Griego, de tu obrar no
admira
que en la imagen exceda al ser el arte,
sino que della el cielo, por templarte,
la vida deuda a tu pincel retira.
No el sol sus rayos por su esfera
gira
como en tus lienzos, basta el empeñarte
en amagos de Dios, entre a la
parte
naturaleza, que vencerse mira.
Émulo de Prometeo en
un retrato,
no afectes lumbre, el hurto vital deja,
que hasta mi alma a tanto ser
ayuda.
Y contra veintinueve años
de trato,
entre tu mano, y la de Dios, perpleja,
cuál es el cuerpo en que ha de
vivir duda.