Literatura Española del Siglo XVI

7.- CERVANTES

7.3.- TEATRO

7.3.4.- Los entremeses

7.3.4.1.-Entremes del retablo de las marauillas [fragmento]

 

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(Salen IUANA CASTRADA y TERESA REPOLLA, labradoras, la vna como desposada, que es la CASTRADA.)

CAS.- Aquí te puedes sentar, Teresa Repolla amiga, que tendremos el retablo enfrente; y pues sabes las condiciones que han de tener los miradores del retablo, no te descuydes, que sería vna gran desgracia.

TER.- Ya sabes, Iuana Castrada, que soy tu prima, y no digo más. Tan cierto tuuiera yo el cielo como tengo cierto ver todo aquello que el retablo mostrare. Por el siglo de mi madre, que me sacasse los mismos ojos de mi cara si alguna desgracia me aconteciesse. ¡Bonita soy yo para esso!
CAS.- Sossiégate, prima, que toda la gente viene.

(Entran el GOUERNADOR, BENITO REPOLLO, IUAN CASTRADO, PEDRO CAPACHO, el autor, y la autora, y el músico, y otra gente del pueblo, y vn sobrino de BENITO, que ha de ser aquel gentilhombre que bayla.)

CHAN.- Siéntense todos. El retablo ha de estar detrás deste repostero, y la autora también, y aquí el músico.

BEN.- ¿Músico es éste? Métanle también detrás del repostero: que, a trueco de no velle, daré por bien empleado el no oylle.

CHAN.- No tiene vuessa merced razón, señor alcalde Repollo, de descontentarse del músico, que en verdad que es muy buen christiano, y hidalgo de solar conocido.

GOB.- Calidades son bien necessarias para ser buen músico.

BEN.- De solar, bien podrá ser; mas de sonar, abrenuncio.

RAB.- Esso se merece el vellaco que se viene a sonar delante de...

BEN.- Pues, por Dios, que hemos visto aquí sonar a otros músicos tan...

GOB.- Quédesse esta razón en el de del señor Rabel y en el tan del alcalde, que será proceder en infinito, y el señor Montiel comience su obra.

BEN.- ¡Poca valumba trae este autor para tan gran retablo!

IUAN.- Todo deue de ser de marauillas.

CHAN.- ¡Atención, señores, que comienço! ¡O tú, quienquiera que fuyste, que fabricaste este retablo con tan marauilloso artificio, que alcançó renombre de las marauillas por la virtud que en él se encierra! Te conjuro, apremio y mando, que luego incontinente muestres a estos señores algunas de las tus marauillosas marauillas, para que se regozijen y tomen plazer sin escándalo alguno. Ea, que ya veo que has otorgado mi petición, pues por aquella parte assoma la figura del valentíssimo Sansón, abraçado con las colunas del templo, para derriballe por el suelo y tomar vengança de sus enemigos. ¡Tente, valeroso cauallero; tente, por la gracia de Dios Padre! ¡No hagas tal desaguisado, porque no cojas debaxo y hagas tortilla tanta y tan noble gente como aquí se ha juntado!

BEN.- ¡Téngase, cuerpo de tal conmigo! ¡Bueno sería que, en lugar de auernos venido a holgar, quedassemos aquí hechos plasta! ¡Téngase, señor Sansón, pesia a mis males, que se lo ruegan buenos!

CAP.- ¿Veysle vos, Castrado?

IUAN.- ¡Pues no le auía de ver! ¿Tengo yo los ojos en el colodrillo?

GOB.- [Aparte.] ¡Milagroso caso es este! Assí veo yo a Sansón aora, como el Gran Turco; pues en verdad que me tengo por legítimo y christiano viejo.

CHI.- ¡Guárdate, hombre, que sale el mesmo toro que mató al ganapán en Salamanca! ¡Échate, hombre! ¡Échate, hombre! ¡Dios te libre! ¡Dios te libre!

CHAN.- ¡Échense todos! ¡Échense todos! ¡Vcho ho, vcho ho, vcho ho! .

(Echanse todos y alborotanse.)

BEN.- ¡El diablo lleua en el cuerpo el torillo! Sus partes tiene de hosco y de bragado. Si no me tiendo, me lleua de buelo.

IUAN.- Señor autor, haga, si puede, que no salgan figuras que nos alboroten. Y no lo digo por mí, sino por estas mochachas, que no les ha quedado gota de sangre en el cuerpo, de la ferozidad del toro.

CAS.- ¡Y cómo, padre! No pienso boluer en mí en tres días. Ya me vi en sus cuernos, que los tiene agudos como vna lesna.

IUAN.- No fueras tu mi hija, y no lo vieras.

GOB.- [Aparte.] Basta; que todos ven lo que yo no veo; pero al fin auré de dezir que lo veo, por la negra honrilla.

CHI.- Essa manada de ratones que allá va, deciende por línea recta de aquellos que se criaron en el Arca de Noe; dellos son blancos, dellos albaraçados, dellos jaspeados, y dellos azules, y, finalmente, todos son ratones.

CAS.- ¡Iesús! ¡Ay de mí! Ténganme, que me arrojaré por aquella ventana. ¡Ratones! ¡Desdichada! Amiga, apriétate las faldas, y mira no te muerdan. ¡Y monta que son pocos! Por el siglo de mi abuela, que passan de milenta.

TER.- Yo sí soy la desdichada, porque se me entran sin reparo ninguno. Vn ratón morenico me tiene asida de vna rodilla. Socorro venga del cielo, pues en la tierra me falta.

BEN.- Aun bien que tengo gregüescos: que no ay ratón que se me entre, por pequeño que sea.

CHAN.- Esta agua que con tanta priessa se dexa descolgar de las nuues, es de la fuente que da origen y principio al río Iordán. Toda muger a quien tocare en el rostro, se le boluerá como de plata bruñida, y a los hombres se les boluerán las barbas como de oro.

CAS.- ¿Oyes, amiga? Descubre el rostro, pues ves lo que te importa. ¡O, que licor tan sabroso! Cúbrase, padre; no se moje.

IUAN.- Todos nos cubrimos, hija.

BEN.- Por las espaldas me ha calado el agua hasta la canal maestra.

CAP.- ¡Yo estoy más seco que vn esparto!

GOB.- [Aparte.] ¿Qué diablos puede ser esto, que aun no me ha tocado vna gota donde todos se ahogan? ¿Mas si viniera yo a ser bastardo entre tantos legítimos?

BEN.- Quítenme de allí aquel músico; si no, voto a Dios que me vaya sin ver más figura. ¡Válgate el diablo por músico aduendado, y que haze de menudear sin cítola y sin son!

RAB.- Señor alcalde, no tome conmigo la hincha, que yo toco como Dios ha sido seruido de enseñarme.

BEN.- ¡Dios te auía de enseñar, sauandija! Metete tras la manta; si no, por Dios que te arroje este banco.

RAB.- El diablo creo que me ha traydo a este pueblo.

CAP.- ¡Fresca es el agua del santo río Iordán! Y aunque me cubrí lo que pude, todavía me alcançó vn poco en los vigotes, y apostaré que los tengo rubios como vn oro.

BEN.- Y aun peor cinquenta vezes.

CHI.- Allá van hasta dos dozenas de leones rampantes y de ossos colmeneros. Todo viuiente se guarde, que, aunque fantásticos, no dexarán de dar alguna pesadumbre, y aún de hazer las fuerças de Hércules con espadas desembaynadas.

IUAN.- Ea, señor autor, cuerpo de nosla, ¿y agora nos quiere llenar la casa de ossos y de leones?

BEN.- ¡Mirad qué ruyseñores y calandrias nos embía Tontonelo, sino leones y dragones! Señor autor, [o] salgan figuras mas apazibles, o aquí nos contentamos con las vistas, y Dios le guíe, y no pare más en el pueblo vn momento.

CAS.- Señor Benito Repollo, dexe salir esse osso y leones, siquiera por nosotras, y recebiremos mucho contento.

IUAN.- Pues, hija, ¿de antes te espantauas de los ratones, y agora pides ossos y leones?

CAS.- Todo lo nueuo aplaze, señor padre.

CHI.- Essa donzella que agora se muestra tan galana y tan compuesta, es la llamada Herodías, cuyo bayle alcançó en premio la cabeça del Precursor de la vida. Si ay quien la ayude a baylar, verán marauillas.

BEN.- Esta sí, ¡cuerpo del mundo!, que es figura hermosa, apazible y reluziente. ¡Hideputa, y cómo que se buelue la mochac[h]a! Sobrino Repollo, tú, que sabes de achaque de castañetas, ayúdala, y será la fiesta de quatro capas.

SOB.- Que me plaze, tío Benito Repollo.

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