6.2.2.3.- Juan de la Cueva (1543-1610): El
Infamador
Felicina.- ¡Desventurada
de mí!
¿Dónde voy?¿Qué razón sigo,
qué Megera va conmigo, 90
qué Alecto me lleva así?
no es posible que no sea
furor infernal el mío,
pues tan ciego desvarío
el alma me señorea. 95
Mi señor manda que dé
a Eliodora este bocado,
que entiendo que su mandado
puede más que no mi fe.
¡Engañado está en razón; 100
contrario camino sigue,
porque no hay ley que me obligue
a sacarme el corazón!
Mas ¡ay!, en qué duda estó
de contrarios combatida, 105
sin poder darle la vida
ni dejar de morir yo.
Forzosa ha de ser mi muerte,
porque si muere Eliodora,
Felicina, que la adora, 110
seguirá la mesma suerte.
La cárcel es ésta. jAy cielo!,
cómo la muerte me cerca,
y a Eliodora se le acerca
la mesma miseria y duelo. 115
Ambas hemos de acabar,
que razón lo manda así;
y pues cumple,¿qué hago aquí?
¡A dársela quiero entrar!
Eliodora.- ¿De quién
serán mis quejas 120
y mi mal entendido,
en estado tan triste y peligroso,
Cielo, si tú me dejas
y no les das oído,
mostrándote a mi llanto riguroso? 125
¡Tú que del afrentoso
insulto en que sin culpa soy culpada,
sabes la verdad pura,
tú en mi angustia y tristura
aclara mi inocencia condenada! 130
¡Ya que pague la vida,
que no sea mi pureza así ofendida!
Felicina.- ¿Qué
haces, señora mía,
en tu miserable suerte?
Eliodora.- Estó esperando
la muerte ^35
por momentos, cada día.
Felicina.- Ten, señora,
confianza,
que el cielo a quien tú te quejas
oído dará a tus quejas
y a tu inocencia venganza. 140
Eliodora.- En él pongo
mi justicia,
pues él sabe la verdad.
Él guarde mi honestidad
y castigue esta malicia.
Felicina.- Sí hará,
y así lo entiendo 145
de su bondad y clemencia,
que has de salir por sentencia
libre deste insulto horrendo;
y en confianza de aquesto
te traigo un regalo aquí. 150
Eliodora.- ¿Regalo?¡No
es para mi,
que el mío pasó muy presto!
La muerte podrás traerme,
que es el regalo que espero,
que otro regalo no quiero 155
ni otro puede apetecerme.
Felicina.- Espera en Dios el
remedio,
y comamos esto agora,
mas con condición, señora,
que has de partillo por medio. 160
Eliodora.- Pártelo tú
de tu mano.
Felicina.- Sí haré
y será igualmente.
¡Oh ánimo de serpiente
con un ángel soberano!
Recibe desta tu sierva 165
esta conserva en regalo.
Eliodora.- No ha estado el donaire
malo.
¿Flores me das por conserva?
Felicina.- Señora, el
yerro fue en mí,
que turbada en tus dolores 170
dije conserva por flores.
Eliodora.- bueno está,
quédese ahí.
Allá dentro nos entremos
porque gente oigo venir.
Felicina.- Tras ti voy; bien puedes ir 175
que no es bien que aquí aguardemos.-
¿Quién ha visto tal mudanza,
volverse en flor el veneno?
¡Prodigio es, y es tan bueno
que me da buena esperanza!
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