6.1.2.4.- Tragicomedias.- Don Duardos
[el mundo cortesano
refinado permite entablar un diálogo amoroso mediante
la recitación de canciones que suplen lo que los enamorados
no pueden decirse abiertamente]
FLÉRIDA.- Vamos passar
los calores
debaxo del naranjal.
DON DUARDOS.- Señora, ahí es natural:
caerá flor en las flores.1215
FLÉRIDA.- ¿De manera
que siempre tienes ligera
la respuesta enamorada?
(Aparte a ARTADA:)
¿No os digo yo, Artada,
que va honda esta ribera? 1220
ARTADA.- Señora, yo estó espantada.
FLÉRIDA.- Tened vuessos instrumentos,
que pensativa me siento,
y de un solo pensamiento
nacen muchos pensamientos, 1225
sin ningún contentamiento.
Yo sospecho
en el centro de mi pecho,
y mi coraçón sospecha
que esta cosa va derecha 1230
para yo perder derecho.
(Tocan las damas sus instrumentos,
y dice ARTADA:)
ARTADA.- Señora, ¿qué cantaremos?
FLÉRIDA.- Julián lo dirá presto.
DON DUARDOS.- Señoras, cantad aquesto:
«¡Oh, mi passión
dolorosa, 1235
aunque penes, no te quexes.
ni te acabes, ni me dexes.
Dos mil sospiros embío
y doblados pensamientos,
que me trayan más tromentos 1240
al triste coraçón mío.
Pues amor, que es señorío,
te manda que no me dexes,
no te acabes ni te quexes! »
FLÉRIDA.- Mas, cantad esta canción: 1245
«Quién pone su
afición
do ningún remedio espera,
no se aquexe porque muera».
DON DUARDOS.- Mas, podéis muy bien cantar:
«Aunque no espero gozar
1250
galardón de mi servir,
no me entiendo arrepentir».
(Cantar esta cantiga, y acabada, dice DON DUARDOS:)
No más, por amor de Dios,
que yo me siento espirar,
quién fuesse esclavo de vos! 1255
(Dice ARTADA a FLÉRIDA:)
ARTADA.- Señora, para más holgar
no son horas.
AMANDRIA.- La música
deve ser
su madre de la tristura.
FLÉRIDA ¡Oh, cuitada, 1260
quién me tornasse a nacer,
pues me tiene la ventura
condenada!
Holgara de oír cantar:
«Si eres para librar
1265
mi coraçón de fatigas,
¡ay, por Dios, tú me lo digas!»
DON DUARDOS.- Por deshecha cantarán:
«El galgo y el gavilán
no se matan por la prea, 1270
sino porque es su ralea».
FLÉRIDA.- ¡Adiós, adiós, Julián!
Esta huerta te encomiendo
por tu fe.
DON DUARDOS.- Mis ojos la mirarán, 1275
mas sospirando y gemiendo
la veré.
(Yéndose FLÉRIDA, llorando, con sus damas,
dice ARTADA:)
ARTADA.- ¿Cómo vais ansí, señora?
FLÉRIDA.- No sé, llóranme los ojos
de contino; 1280
y también mi alma llora,
y son tantos mis enojos
que me fino.