Literatura Española del Siglo XVI

2.- Poesía del Primer Renacimiento

2.1.- Boscán y Garcilaso

2.1.2.- Garcilaso

2.1.2.4.- Prácticas: materiales

2.1.2.4.1.- Locus amoenus

Homero (s.VIII a.C.)
La Iliada

Canto XX.- de cuantas ninfas habitan los amenos bosques, las fuentes de los ríos y los herbosos prados, ninguna dejó de presentarse [al combate de dioses]

La Odisea

Rapsodia IV.- [Proteo a Menelao] "los inmortales te enviarán a los Campos Elíseos, al extremo de la tierra, donde se halla el rubio Radamantis - allí los hombres viven dichosamente, allí jamás hay nieve, ni invierno largo, ni lluvia, sino que el Océano manda siempre las brisas del Céfiro, de sonoro soplo, para dar a los hombres más frescura" (v.565)

Rapsodia V.- [Gruta de Calipso] Rodeando la gruta, había crecido una verde selva de chopos, álamos y cipreses olorosos, donde anidan aves de luengas colas; buhos, gavilanes y cornejas marinas, que se ocupan de cosas del mar. Allí mismo, junto a la honda cueva, extendíase una viña floreciente, cargada de uvas, y cuatro fuentes manaban, muy cerca una de la otra, dejando correr en varias direcciones sus aguas cristalinas. Veíanse en contorno verdes y amenos prados de violetas y apio (v.63)
Rapsodia VI.- [El Olimpo] fuése al Olimpo, donde dicen que está la mansión perenne y segura de las deidades, a la cual ni la agitan los vientos, ni la lluvia la moja, ni la nieve la cubre - pues el tiempo allí es constantemente sereno y sin nubes -, y en cambio la envuelve esplendorosa claridad (vv. 42, ss)
[Nausícaa a Odiseo] "Hallarás junto al camino un hermoso bosque de álamos, consagrado a Atenea, en el cual mana una fuente y a su alrededor se extiende un prado" (v. 291)
Rapsodia VII.- [El jardín de Alcínoo] Allí han crecido grandes y florecientes árboles: perales, granados, manzanos de espléndidas pomas, dulces higueras, verdes olivos. Los frutos de estos árboles no se pierden ni faltan, ni en invierno ni en verano: son perennes, y el Céfiro, soplando constantemente, a un mismo tiempo produce unos y madura otros [...] Allí han plantado una viña muy fructífera [...] Allí en el fondo del huerto crecían liños de legumbres de toda clase, siempre lozanas. Hay en él dos fuentes: una corre por todo el huerto; la otra va hacia la excelsa morada (v.112, ss)
Rapsodia XV.- Hay una isla que se llama Siria [...] no está muy poblada, pero es fértil y abundosa en bueyes, en ovejas, en vino y en trigales. Jamás se padece hambre en aquel pueblo y ninguna dolencia aborrecible les sobreviene a los míseros mortales: cuando en la ciudad envejecen los hombres de una generación, preséntanse Apolo, que lleva arco de plata, y Artemis, y los van matando con suaves flechas (v. 403, ss)
Teócrito (310-260 a.C.): Idilios
V.- Lacón.- Más a gusto cantarás si te sientas al pie de este olivo salvaje y estos bosquecillos. Fría es el agua que por acá, gota a gota, fluye; aquí crece hierba, y esta alfombra de césped que ves; aquí los saltamontes charlan a su modo (31-44)
Comatas.- Por aquí hay encinas, acá juncias y aquí dulcemente zumban junto a las colmenas las abejas. Aquí hay dos fuentes de agua fresca, y sobre el árbol gorjean las aves; la sombra no se parece en nada a la tuya; y el pino lanza desde lo alto sus frutos (45-59)
VII.- [...] la fuente Búrina; en torno a ésta, los álamos y olmos tejían sombreado bosque, mientras sus copas extendían en bóveda la ondulante cabellera de sus hojas verdes (1-51)
Muchos álamos y olmos agitaban sus frondas por encima de nuestras cabezas, y el vecino manantial sagrado, que fluía de una gruta de las Musas, bajaba murmurando. En las sombreadas ramitas, las cigarras tostadas del sol chirriaban con afán. Lejos, entre las prietas espinas de las zarzas, la rana verde croaba de continuo. Piaban alondras y jilgueros, la tórtola gemía, revoloteaban las rubias abejas en torno a las fuentes.
Todo olía a ubérrimo verano, olía a tiempo de frutos. Las peras a nuestros pies, y a ambos lados las manzanas, se ofrecían a nosotros en continuo rodar. Y los ramos cargados de ciruelas se vencían hacia tierra (128-157)
Virgilio (70-19 a.C)
Bucólicas
V.- Menalcas.- Tu canción ha sido para nosotros, divino poeta, igual que el sueño en la hierba para el cansado, igula que saciar la sed con el calor en el agua dulce que brinca en el arroyo (45, ss)
IX.- Meris.- [...]y no es un poema desconocido: "Ven aquí, Galatea: ¿qué juego es ese en las olas? Aquí hay una primavera purpúrea; aquí derrama la tierra sus flores variopintas al borde de los ríos; aquí el álamo blanco se levanta ante la gruta y las vides flexibles tejen sombrajes. Ven aquí; deja que las olas furiosas batan la costa" (37, ss)
X.- Aquí hay fuentes frescas, aquí, Licóride, prados blandos; aquí está el bosque; aquí moriría contigo de pura vejez (42, ss)
Geórgicas
¡Oh afortunados en demasía los agricultores, si conocieran sus bienes! [...] no les falta, en cambio, una paz despreocupada y una vida que no sabe de engaños, rica en recursos variados; no les falta el ocio en sus amplios territorios, las cuevas y los lagos naturales; los valles frescos y el mugido de las vacas, y los sueños blandos bajo un árbol. Allí están los sotos y las huras de las fieras (458-475)
La Eneida
Libro 6º.- llegaron a los sitios risueños y a los amenos vergeles de los bosques afortunados, moradas de felicidad [Campos Elíseos]. Ya un aire más puro viste aquellos campos de brillante luz, ya aquellos sitios tienen su sol y sus estrellas (vv. 638-641)
San Isidoro (h. 556-636): Las etimologías

Libro XIV. De la tierra y sus partes. Cap III, 2: Del Asia

El Paraíso es un lugar situado en las regiones del Oriente, cuyo vocablo es griego [...] pues es tan abundante en todo género de árboles fructíferos, teniendo también el lignum vitae, árbol de la vida; no hay allí frío ni calor, sino constante templanza del aire.

3.- En su parte media hay una fuente que riega el jardín y de la que nacen cuatro ríos

Prudencio (348-h. 410): Libro de Horas

III.- Himno antes de la comida.-

Enseguida estableció al hombre entre agradable césped, en bosques frondosos; allí embalsama una primavera eterna, allí un agua rápida riega, de los cuatro brazos de un río, prados multicolores. (vv. 101-5)