MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

02.- El exemplum y el milagro europeos

2.2.2.- Otros milagros de interés

2.2.2.4.- El Niño Jesús secuestrado

2.2.2.4.1.- Versión europea
2.2.2.4.1.1.-Jacques de Voragine: Legenda sanctorum

LA NATIVIDAD DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

4.- Una mujer enviudó, y al enviudar quedó privada de la protección de su marido y sin más compañía que la de un hijo al que entrañablemente amaba. Poco después, empero, vióse también privada de la compañía de su hijo, porque unos enemigos suyos se apoderaron de él, lo encarcelaron y lo encadenaron. Cuando la desvalida mujer se enteró de lo que a su hijo le había sucedido, comenzó a llorar inconsolablemente y a pedir a la Bienaventurada Virgen María, de quien era muy devota, que librara de sus cadenas y de la cárcel al prisionero. Sus oraciones en este sentido eran constantes, insistentes y continuas; pero, viendo que por este procedimiento no conseguía lo que tan ansiosamente deseaba, un día entró en una iglesia en la que se veneraba una imagen de Nuestra Señora, se colocó ante ella, y dijo:
—¡Virgen Santa! Desde hace tiempo vengo pidiéndote pertinazmente la liberación de mi hijo. Hasta ahora nada has hecho para aliviar el dolor de mi lacerado corazón de madre; por más que he implorado tu patrocinio en favor del hijo de mis entrañas no he conseguido obtenerlo. A mí me han quitado a mi hijo. Pues para que te des cuenta de lo que eso supone para una madre, ahora voy yo a quitarte el tuyo y a encarcelarlo y tenerlo en mi poder en calidad de rehén. Ten por cierto que no te lo devolveré hasta que tú no consigas que me devuelvan el mío.
Dicho esto, se acercó a la imagen de la Virgen, arrebatóle la del Niño que ella sostenía entre sus brazos, se la llevó a casa, la envolvió en un lienzo limpísimo, la escondió en el fondo de un arca, cerró el arca con llave, guardó la llave en su faltriquera, y quedóse tranquila y contenta por tener en su poder un rehén tan importante, y repitiendo en su interior que no se desprendería de semejante prenda mientras no le fuese devuelto su hijo.
A la noche siguiente la Bienaventurada Virgen María se apareció al hijo de aquella mujer, le abrió la puerta de la prisión, y le dijo:
—Anda, ve a tu casa y di a tu madre que, puesto a que yo le he devuelto a su hijo, ella debe devolverme inmediatamente el mío.
El mancebo salió de la cárcel, fuese a su casa, se presentó ante su madre, le refirió que la Virgen lo había liberado y le repitió palabra por palabra lo que ella le había dicho. La madre, llena de alegría, sacó del arca la imagen del Niño, la llevó corriendo a la iglesia, y la colocó nuevamente en los brazos de la Virgen, diciendo:
—¡Gracias, Señora mía, por haberme devuelto a mi hijo; y, puesto que me lo has devuelto, también yo te devuelvo el tuyo!


Alianza, 95