2.2.1.2.1.1.- Jacques
de Voragine: Legenda sanctorum
LA NATIVIDAD
[La boda y la Virgen]
6. Hubo en
cierto lugar un clérigo
tan devoto de Santa María que todos los días
cantaba en su honor las horas de su oficio, sin faltar jamás
a este deber que voluntariamente a sí mismo se había
impuesto; pero como era hijo único,
y a la muerte de sus padres heredó el cuantioso patrimonio
que ellos le habían legado, convencido por los razonamientos
que sus amigos le hicieron, decidió
casarse y dedicarse a la administración de su
hacienda.El mismo día en que iba a celebrarse su boda,
yendo desde su casa a la población en que residía
su futura esposa, pasó frente a una iglesia y entró
en ella para recitar el oficio de la Virgen; mas apenas había
comenzado a hacerlo, la Bienaventurada
Señora se le apareció y le dijo en tono severo:
—¡Oh necio e infiel!
Hasta ahora me tenías por amiga
y me venías honrando como los
buenos maridos honran a sus esposas; mas he aquí
que de pronto has decidido dejarme por
otra mujer.
Profundamente impresionado por este reproche, salió
el clérigo de la iglesia, continuó su camino,
llegó a la población en que la boda había
de celebrarse, y sin contar ni a sus amigos ni a nadie nada
de lo que aquella mañana le había ocurrido,
se casó; pero aquella
misma noche, hacia las doce, abandonó disimuladamente
el local en que se estaba celebrando la fiesta de su casamiento,
huyó del lugar e ingresó
en un monasterio en el que hasta el final de su vida
sirvió fielmente a Santa María.
Alianza 95