00.3.- Damón y Pitias
(Cicerón: Los oficios o Deberes)
[...] si se hubiera de hacer
lodo lo que los amigos quisieran, no serían las tales
amistades sino conjuraciones. Mas hablo de las amistades comunes;
porque en las de los varones sabios y perfectos no puede acontecer
tal cosa. De Damón y Pintias, discípulos de Pitágoras,
cuentan que fueron tan fieles amigos,
que habiendo condenado a muerte al uno de ellos el tirano Dionisio
para cierto día, y pedido el sentenciado algún
término mientras dejaba encomendadas y dispuestas las
cosas de su casa, salió por fiador
el otro, sujetándose a la misma pena si no compareciese
el reo, pero compareció el día señalado.
Y fue tanto lo que admiró al tirano su mutua lealtad,
que les rogó le contasen de allí en adelante por
su tercer amigo.
CAPÍTULO XI.- Nunca se ha de pecar por la República:
cuánta honra es para los Estados el preferir lo honesto
a lo útil
Cuando se compare en la amistad lo que parece útil con
lo que es honesto y bueno, renúnciese a la utilidad aparente
y prevalezca la honestidad; mas cuando
se pretendan en la amistad cosas que no sean honestas, antepóngase
a la amistad la religión y fidelidad; y así
se encontrará la elección que buscamos de la obligación.