MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

01.- Pedro Alfonso, el primer español autor de cuentos "europeo".

La disciplina clericalis en Europa
 

Cuento I.- El medio amigo

02.-CASTIGOS E DOCUMENTOS DEL REY DON SANCHO

Manuscrito de los Castigos. El rey Sancho educando a su hijo Fernando [IV el Emplazado]

CÓDICE A (1292-3)

CAP. XXXVI.- Que fabla de todos los que el home cuenta por amigos, que non son todos iguales.

Mio fijo: Uno de los tesoros que el padre puede dejar al fijo que mucho ama e finca por su heredero el mayor es en dejarle buenos amigos. Mas todos los que el home cuenta por amigos non son todos iguales en amistad nin en bondat, según que dice Jesucristo en el Evangelio do dice : «Muchos son los llamados e pocos los escogidos.» Nombre de amigo "rafez" es de decir, mas muy grave es de probar en qué conozcas. Si el nombre "verdadero" hobo amistad, que quiere decir, ayuntamiento, debe seer en voluntad e en los dichos de las palabras del uno e del otro, e en los fechos. Mientra te bien fuere e la tu facienda fuere adelante, muchos se te mostrarán por amigos e non lo serán firmemente por las sus obras. Non te traya Dios a tiempo que tú hayas de probar todo lo que tienes en tus amigos, e faz en guisa tu facienda que ellos hayan menester a ti e tú non a ellos. El que vieres que se te da por amigo a la hora de la cuita e de la priesa, e non cata por la su ganancia nin por la su pérdida en tal de te salvar a ti e a la tu facienda, e de facer contra ti lo que debe, tal como éste cuenta por amigo leal e verdadero e complido. Dice Jesucristo en el Evangelio: «Mayor amor non puede un home amostrar a otro que poner la su alma por él, e por grand amor que hobieron los santos e las santas con Dios posiéronlos sos cuerpos a martirios e a muerte, despreciando lo de este mundo por ganar el amor de Dios e la gloria e la honra de los cielos que dura para siempre.»
Demandó un sabio a un fijo suyo e dijol':
—Dime, mi fijo, ¿cuántos amigos has? ca yo que so tu padre e so el mayor amigo que tú has, e estó en tiempo que he de morir, que so viejo e de la edat que tú vees, por ende enantes que me parta de ti, quiero saber cuáles e cuántos son tus amigos que tú ganaste en la mi vida.
El fijo le respondió:
—Mío padre, yo he cient amigos muy buenos e de quien fío mucho.
El padre respondió e fue mucho maravillado cuando lo oyó, e díjol':
—Mio fijo, ¿e cómo podía esto ser? ca yo he bien cient años, e en todo este tiempo que ha pasado nunca pude haber para mí más de medio amigo; pues tú que agora llegas a edat de treinta años, ¿cómo puedes haber ganado cient amigos? non te engañes en las sus palabras. Ca la mi alma con mancilla irá, si ante que muera tu non pruebas cuáles son aquellos tus amigos o cuál es aquel medio que yo gané para mí.
El fijo dijo:
—Padre, yo probar puedo esto que digo ser verdat.
E el padre le respondió:
—Pues que asi es, pruébalos en esta manera. Toma aquel becerrillo chico que tenemos aquí en casa, e degollarlo-has, e desque lo hobieres muerto tájal' a pedazos e métel' en un saco, e desque veniere la noche toma muy encobiertamente aquel saco a cuestas, e fazte muy triste como home que es muy cuitado e ha caído en grand yerro, e ve a casa de cada uno de aquellos tus amigos e di a cada uno de cómo te acaesció una grant desaventura de matar un home en pelea ascondidamente, e desque lo hobiste muerto, por tal que la justicia de la villa non hobiese a caer en el fecho nin sopiese la verdat de cómo le mataste a tuerto, que por esta razón non lo dejaras yacer allí do moriera e nin lo osaras soterrar, mas que le tajaras a pedazos e que le metieras en aquel saco que traías a tus cuestas, e que les ruegas por Dios e por el amor que tú has con ellos e ellos contigo que te encobran con él en sus casas, e en esto te demostrarán el amor verdadero que contigo han.
E él fizo aquella prueba, así como le mandó su padre, e primero comenzó en un su amigo, en quien e más fiaba, e demostróle toda la su cuita con que él andaba, e aquel que tenía por mayor amigo respondióle así, e díjole:
—Amigo, si tú feciste mala obra porque merezcas mal, lázretelo la tu garganta e non la mía, ca non lo feciste tú por mío consejo, e lo que yo gané viviendo en paz, e non faciendo tuerto a ningund, nin mal, non lo quiero perder por la tu locura. Ve a buenaventura e non entres en mi casa, que grand amor te fago de que encubra la tu maldat.
Desque esta respuesta le hobo dado el su primero amigo, fue a probar a cada uno de los otros amigos, e cada uno le respondió como éste, e aun peor. E desque él vio el mal recabdo que en cada uno dellos fallaba, tornóse para su padre e contóle todo como habia acaescido, e el padre le dijo:
—Mío fijo, vee e prueba agora al mi medio amigo, e verás si lo fallarás tal como los otros.
E díjole cuál era, e cómo habia nombre, e do moraba, e él fue allá e probólo así como a los otros. E desque gelo hobo todo dicho, respondióle el buen amigo así:
—Mio amigo, yo so amigo de tu padre,e non seré menos tuyo; e el mio amor non sería complido si a tal sazón como ésta non te lo demostrase a este mal tan grande que por tu fuerte ventora te contesció. Amigo mío, entra en la mi casa e sacaré dende a mi mujer e a los mis fijos, e apoderarte-he della, e y fallarás que comas e que bebas de aquí a grand tiempo, e estarás encobierto que non sabrán de ti parte, e si yo más hobiese, más te daría con buena voluntad, e demás desto aventuraría por tu padre e por tu cuerpo e facienda la mi alma.
El mancebo de que esto oyó gradesciógelo mucho, e contóle de sí todo el fecho como había pasado, e cómo le había fecho aquella prueba por tal de probar a otros que se le habían ofrescido por amigos, e de probar a él del amor que había a su padre e a él. E el buen amigo le dijo:
—Más me place que sea por prueba que por fecho de verdat; mas cuando veniese al fecho, esto mismo te faría que te agora fago.
E el mancebo fuese para su padre e contóle todo aquello que fallara en aquel su medio amigo, e el padre gradesciólo mucho a Dios e a aquel so amigo de lo que demostrara contra su fijo. E díjol’ asi:
—Mío fijo, tú ves cómo estabas engañado fasta aquí de los cient amigos que cuidabas que habías. Por ende, mio fijo, toma este castigo de mí, que nunca fíes mucho en el amistad que te alguno prometa, fasta que lo hayas probado, nin lo alabes mucho nin des grand loor a la cosa que non conosces nin hayas visto, nin fíes mucho en palabras fermosas nin apuestas que te digan, fasta que los pruebes por obras, nin tengas por acabada la bondat de la mujer fasta que la haya acabada la vista deste mundo e se vaya para el otro. Ca dice el rey Salomón: «Todas las labores son acabadas a la cima en cual fin se facen.» Otrosí dice el rey Salomón: «Tres cosas son las que non dejan rastro en pos de sí. La primera es el águila que vuela por el aire. La segunda, la nave que va por el agua. La tercera, la culebra que va sobre la piedra.» Otrosí la buena amistad e derecha con amor verdadero, siempre dejan buen rastro en pos de sí, así como la mala deja mal rastro e mala fama. Así como el paño cuando es tajado e partido por medio, e después lo ayuntan de so uno cosiéndolo con el aguja e con el filo, bien así se ayuntan de so uno los corazones e las amistades [...]

VERSIÓN (VARIANTES) DEL CÓDICE B (1345)


[...]Toma aquel becerrillo chiquillo que tenemos aquí en casa, mátalo, e fazlo todo piezas, e échalo en un saco; e desque venga la noche, échatelo a cuestas, e fazte muy triste, e vete a la casa del tu mayor amigo, e llama a la puerta, et como salliere el tu amigo, dile que vienes con priesa, que veniendo por la calle salieron homes a ti por te matar e robar, e tú defendiéndote fue ocasión que mataste uno dellos, e porque la justicia non creyese que tú lo habías muerto, que lo traes metido en aquel saco, e que por Dios que te lo ayude a encobrir en su casa, porque non mueras por ello. Et si vieres que lo face de buena manera, ten que es tu amigo.
El mozo fizo luego aquella prueba que el padre le mandó, e mató luego el becerrillo e echólo en un saco; e como vino la noche, tomólo a cuestas e fuese a casa del mejor amigo que él entendía que había. E como llamase, salió el amigo a la puerta, e díjole:
—Amigo, ¿cómo vienes?
E él respondióle, e dijo:
—Señor amigo, vengo a ti con grand cuita, que sepas que viniendo agora a folgar contigo, que salieron a mí homes malos por me matar e robar, e yo defendiéndome me guisó mi ventura que hube de matar uno dellos, e los otros fuyeron, e el muerto tráigolo aquí comigo metido en este saco. E porque la justicia non caya en ello que lo yo haya muerto, ruégote por Dios e por la buena amistanza que siempre hobo entre mí e ti, que me te ayudes a encobrir en esta tu casa, siquiera fasta mañana, e veremos en qué se pone la cosa.
El su buen amigo, cuando esto oyó, fablóle muy claro, e dijo:
—Amigo, esto es cosa que yo non faría en ninguna guisa; que si por aventura la pesquisa lo sopiere que tú hobieres muerto ente home, e lo yo hobiese encobierto en la mi casa, sería causa que yo sería perdido e toda mi facienda. Por ende, va en buen hora, que lo que yo gané en paz non lo quiero perder por tu mal recabdo que feciste.
Deste guisa se fue e cerró la puerta, e fuese el mozo con su saco a casa de otro su amigo, e llamó, e fizo ese mesmo mensaje que al primero, e falló en él aquella respuesta, e muy peor que la del otro, e cerró su puerta e enviólo. E toda aquella noche andudo probando todos sus amigos, que nunca falló quien lo consejase nin lo rescibiese en su casa, e vido que era ya cerca el día, e tornóse a casa de su padre a descansar, e contóle todo lo que le había contescido con sus ciento amigos, e comió e dormió e folgó todo aquel día. Et cuando vino la noche, díjole el padre:
—Fijo, toma agora el tu saco, e vete a casa de fulano, el mi medio amigo, que fallarás que mora en tal logar, e llama a la puerta e encomiéndate a él, e verás lo que fará.
Et el mozo fizo lo que su padre le mandó, e fuese a la casa de aquel medio amigo, e llamó a la puerta. Et luego salió el buen home, e preguntóle que quien era, e é1 díjole que era fijo de fulano, vuestro amigo, que vengo a vos a rogarvos que me ayudedes e pongades consejo; ca sabed que yo agora veniendo por la calle, que sallieron a mí malos homes por me robar e matar, e yo defendiéndome hobe de matar uno dellos; e porque la justicia non lo sepa, tráyolo aquí en este saco; porque vos ruego por Dios e por la amistanza que con mi padre habedes, que hayades por bien de me lo encobrir en vuestra casa, porque la justicia non lo sepa, e yo non muera por esta ocasión. E cuando el buen home hobo oído la queja que el fijo de su amigo le hobo dicho, fue movido a toda piedat, e tomólo por la mano e metiólo en su casa, e dijo:
—Amigo, anda comigo, qne buen remedio habrás.
Et fuéronse amos a una huerta que el buen home tenía en su casa, e arrancó en un surco muchas de las coles, e tomó una azada e fizo una gran fuesa e enterró y el saco así como estaba, e tornó a plantar las coles encima, en manera que non parescía que y estoviese otra cosa alguna. Et luego mandó a su mujer e a sus fijos que se fuesen dende fuera de la villa a una su aldea que tenía, e dijo al mozo :
—Tú está aquí en mi casa, que non te fallescerá comer e beber, e todo lo que hobieres menester, e cras yo andaré por la villa e veré lo que face la justicia, e yo e tu padre pornemos en ello algund remedio.
El mozo estuvo quedo, e fizo su mandado, e otro día fue el home bueno por la villa, e non falló ningunt bollicio, e desí fuese a su amigo padre del mozo, e contóle todo lo que conteciera, e de cómo lo había dejado encerrado en su casa. El home bueno dióle muchas gracias, e rogóle que pues non había bollicio por la villa, que gelo enviase luego. El buen amigo tornóse a su casa e dijo al mozo de cómo non fallaba bollicio ninguno por la cibdat, e que su padre le mandaba que se fuese luego para su casa. El mozo fizólo así, e fuese e contóle al padre todo lo que le había contescido con el su medio amigo, et el buen home mandó luego convidar a todos aquellos amigos de su fijo que había probado, como ya oistes, e eso mesmo al su medio amigo para el primero domingo que todos veniesen a comer con él a su posada, e el buen fijo fízolo así como su padre le mandó. Convidados todos a la yantar de muchas aves e de mucha buena vianda, con muchos juglares e mucho placer, llamó el home bueno a su fijo; e sobre buena yantar, mandóle que so pena de su bendición que se llegase a aquel su medio amigo e le diese una bofetada en las barbas ante todos los que y estaban. El buen fijo, desque esto oyó se fue muy triste, e dijo:
—Padre, non lo quiera Dios que yo faga tal cosa a quien tan grande amorío me mostró.
Tornó el padre, e dijo:
—Yo te mal-diré, e non habrás parte en mis bienes, si lo non fecieres.
Refertó el buen fijo atanto que comenzó a entristecer e a llorar deciendo que antes sabría morir que tal cosa facer, et el padre tomó tanto de enojo e tanta de saña, que le mandó que se fuese luego fuera de su casa. Et como todos estuviesen en su placer, dijeron al mozo:
—Fijo, faced lo que vuestro padre vos manda.
Entonces el mozo con mucha vergüenza e temor llegóse al home bueno, e dióle una palmada en el rostro; e como el home bueno se vido así fincó con homilldoso gesto e paciente palabra, e dijo:
Aunque me des otra a tuerto, sin derecho, nunca se descobrieran las berzas del huerto.
Destas palabras fueron todos maravillados mucho, porque non podieron entender por qué se decían. El home bueno que estaba a la cabecera e sentado, levantóse en pie, e comenzó a decir:
—Señores amigos, quiero que sepades que yo non tengo más de aqueste fijo que ha de quedar por mi heredero de todos mis bienes. Él non ha más de treinta años, e hame gastado mucho de mi haber, e yo preguntéle que en qué había gastado tanto de lo mío, e él me respondió que en ganar amigos; e yo le dije que cuántos había, e él díjome que tenía bien ciento amigos buenos. Et para que mi fijo non quedase engañado destos sus ciento amigos, quise que los probase, e fice matar una becerrilla que teníamos en esta casa, e que la feciese puestas, e lo metiese en un saco, e lo levase a sus cuestas de noche a casa de sus amigos, deciendo que era home muerto que matara en el camino, por ver si habería alguno de sus ciento amigos que lo acogiese en su casa; e él fízolo así, e probólos a todos los que aquí estades, e non falló ninguno que lo acogiese. Et yo que he ciento años nunca pude haber más de medio amigo; e quíselo probar, e mandé a mi fijo que fuese a su casa e feciese la prueba que había fecho a vosotros. Et como el mio fijo fue allá, falló todo buen consejo con él, e más agora que por gualardón de lo que había fecho mándele dar aquella bofetada en sus barbas, por ver si era amigo verdadero, e por cuanto en plaza, ante todos vosotros, rescibió aquesta injuria e non reclamó nin descubrió lo pasado, yo lo tengo por cumplido e verdadero. Et porque veades que digo verdat, todos así como estamos iremos luego agora conjuntamente con este mi buen amigo a su posada, e veremos todos do está el saco sembrado.
Luego en esa hora todos fueron a la casa de aquel su amigo, e fueron a la huerta, e abrieron el surco de las coles, e fallaron podrido el saco, e fallaron dentro la becerrilla que fedía. E así fueron todos mucho maravillados de tal arte como aquel home bueno supo buscar por castigar su fijo, que non creyese por todos amigos. El home bueno les envió en paz, e dijo a su fijo que guardase su tesoro, e non lo despendiese donde non debía con falsos amigos, especialmente en este mundo malo que agora anda.

(Escritores en prosa anteriores al siglo XV.B.A.E. Tomo LI)