02.-CALILA E DIMNA
Cap.II. La hestoria de Bersehuey, el filósofo.
...et sope que si non creyese a alguno dellos lo que yo non sopiese,
que sería atal como el ladrón engañado que fablamos en un ejemplo,
e es el siguiente.
Así fue que una noche andaba un ladrón sobre una casa de un home rico,
et facía luna, et andaban algunos compañeros con él, et en aquella
casa había una finiestra por do entraba la luz de la luna, et a las
pisadas dellos despertóse el dueño de la casa et sintiólos, et pensó
que non andaba sobre su casa a tal hora sinon algún malfechor, et
despertó a su mujer, et díjole: “-Fabla quedo, ca yo he sentido ladrones
que andan sobre nuestra casa, et yo hacerme he adormido, et tú despiértame
a grandes voces, de guisa que lo oyan los que están sobre la casa,
et dime cuando fuere despertado: ¡Ay fulano, non me dirás estas tamañas
riquezas que has dónde las ayuntaste, et cómo las ganaste! Et cuando
yo non te lo quisiere decir, sígueme tú preguntándome fasta que te
diga alguna cosa.” Et fízolo así como le mandó el marido, et oyó el
ladrón lo que ella dijo, et entonce recudió el hombre a su mujer:
“-Tú ¿por qué demandas? Ca la ventura te trajo grand algo; come, e
bebe, e alégrate, et non me demandes tal cosa, ca si yo te lo dijere,
non so seguro que lo non oya alguno, e podríe acaescer cosa por ello
que pesara a mí et a ti.” Et dijo la mujer: “-Por la fe que me debes
que me lo digas, ca non oirá ninguno lo que dijeres a tal hora.” Dijo
el marido: “-Pues atanto lo quieres, quiero te lo decir: sepas que
yo non ayunté todas estas riquezas salvo de ladronía.” Dijo la mujer:
“-¿Cómo ayuntaste esto de ladronía teniéndote las gentes por home
bueno?” Dijo él: “-Esto fue por una sabiduría que yo fallé en furtar,
et esto era cosa muy encobierta et muy sotil, de guisa que non sospechaba
alguno de mí, nin me tenían por malfechor.” Dijo la mujer: “-¿Cómo
era eso?” Dijo él: “-Andaba la noche que facía luna et mis compañeros
conmigo fasta que sobía en somo de la casa do quería entrar, et llegaba
a alguna finiestra por do entrase la luna, et decía siete veces saulan,
saulan, et abrazábame con la luz, et descendía por ella a la casa,
et non me sentía ninguno cuando caía; et iba de aquella casa a todas
las otras casas, et desí tornábame a la casa donde era la luz, e decía
otras siete veces saulan, saulan, et abrazábame con la luz, et subía
a la finiestra, et en este estado gané lo que tú ves.” Et desque oyeron
esto los ladrones alegráronse et dijeron: “-Más habemos ganado desta
casa que nos non queríamos, et deste haber que nos dende habemos,
nos debemos más preciar que de todo cuanto ende ganaremos.” Desí estodieron
y una hora quedos fasta que cuidaron que el dueño de la casa era adormecido
et su mujer otrosí, et después que fueron ciertos dello, levantóse
el capdiello dellos et fuese para la finiestra que estaba en somo
de la casa, por do entraba la luz de la luna, et dijo siete veces
saulan, saulan. Et abrazóse con la luz por descender por ella a la
casa, et dejóse caer por la finiestra, et cayó en casa del buen home,
et de la caída quebrantóse todo. Et cuando lo oyó el home bueno levantóse
de su cama e dióle tantos de golpes fasta que le quedó, deciendo el
ladrón: “-Yo merezco cuanto mal me has fecho, porque creí lo que me
dijiste et me engañé con vanidat.” Et los otros sus compañeros en
que lo vieron así fuyeron, et el home bueno llamó sus vecinos, et
guardaron el ladrón fasta que fue de día, et entregáronlo a la justicia.
Et yo, de que tal vi, guardéme de non creer las cosas de que non era
seguro de non caer en peligro de muerte, e dejéme de todas cosas dudosas...
(Compañía Iberoamericana
de Publicaciones)