MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

01.- Pedro Alfonso, primer español escritor de cuentos "europeo".

La disciplina clericalis en Europa

 

Cuento XXIV.-El ladrón y rayo de luna

02.-CALILA E DIMNA


Cap.II. La hestoria de Bersehuey, el filósofo.


...et sope que si non creyese a alguno dellos lo que yo non sopiese, que sería atal como el ladrón engañado que fablamos en un ejemplo, e es el siguiente.
Así fue que una noche andaba un ladrón sobre una casa de un home rico, et facía luna, et andaban algunos compañeros con él, et en aquella casa había una finiestra por do entraba la luz de la luna, et a las pisadas dellos despertóse el dueño de la casa et sintiólos, et pensó que non andaba sobre su casa a tal hora sinon algún malfechor, et despertó a su mujer, et díjole: “-Fabla quedo, ca yo he sentido ladrones que andan sobre nuestra casa, et yo hacerme he adormido, et tú despiértame a grandes voces, de guisa que lo oyan los que están sobre la casa, et dime cuando fuere despertado: ¡Ay fulano, non me dirás estas tamañas riquezas que has dónde las ayuntaste, et cómo las ganaste! Et cuando yo non te lo quisiere decir, sígueme tú preguntándome fasta que te diga alguna cosa.” Et fízolo así como le mandó el marido, et oyó el ladrón lo que ella dijo, et entonce recudió el hombre a su mujer: “-Tú ¿por qué demandas? Ca la ventura te trajo grand algo; come, e bebe, e alégrate, et non me demandes tal cosa, ca si yo te lo dijere, non so seguro que lo non oya alguno, e podríe acaescer cosa por ello que pesara a mí et a ti.” Et dijo la mujer: “-Por la fe que me debes que me lo digas, ca non oirá ninguno lo que dijeres a tal hora.” Dijo el marido: “-Pues atanto lo quieres, quiero te lo decir: sepas que yo non ayunté todas estas riquezas salvo de ladronía.” Dijo la mujer: “-¿Cómo ayuntaste esto de ladronía teniéndote las gentes por home bueno?” Dijo él: “-Esto fue por una sabiduría que yo fallé en furtar, et esto era cosa muy encobierta et muy sotil, de guisa que non sospechaba alguno de mí, nin me tenían por malfechor.” Dijo la mujer: “-¿Cómo era eso?” Dijo él: “-Andaba la noche que facía luna et mis compañeros conmigo fasta que sobía en somo de la casa do quería entrar, et llegaba a alguna finiestra por do entrase la luna, et decía siete veces saulan, saulan, et abrazábame con la luz, et descendía por ella a la casa, et non me sentía ninguno cuando caía; et iba de aquella casa a todas las otras casas, et desí tornábame a la casa donde era la luz, e decía otras siete veces saulan, saulan, et abrazábame con la luz, et subía a la finiestra, et en este estado gané lo que tú ves.” Et desque oyeron esto los ladrones alegráronse et dijeron: “-Más habemos ganado desta casa que nos non queríamos, et deste haber que nos dende habemos, nos debemos más preciar que de todo cuanto ende ganaremos.” Desí estodieron y una hora quedos fasta que cuidaron que el dueño de la casa era adormecido et su mujer otrosí, et después que fueron ciertos dello, levantóse el capdiello dellos et fuese para la finiestra que estaba en somo de la casa, por do entraba la luz de la luna, et dijo siete veces saulan, saulan. Et abrazóse con la luz por descender por ella a la casa, et dejóse caer por la finiestra, et cayó en casa del buen home, et de la caída quebrantóse todo. Et cuando lo oyó el home bueno levantóse de su cama e dióle tantos de golpes fasta que le quedó, deciendo el ladrón: “-Yo merezco cuanto mal me has fecho, porque creí lo que me dijiste et me engañé con vanidat.” Et los otros sus compañeros en que lo vieron así fuyeron, et el home bueno llamó sus vecinos, et guardaron el ladrón fasta que fue de día, et entregáronlo a la justicia.
Et yo, de que tal vi, guardéme de non creer las cosas de que non era seguro de non caer en peligro de muerte, e dejéme de todas cosas dudosas...

(Compañía Iberoamericana de Publicaciones)