MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

01.- Pedro Alfonso, el primer español autor de cuentos "europeo".

La disciplina clericalis en Europa
 

Cuento XXII.- El rústico y la avecilla

01.- BARLAAM Y JOSAFAT, CAP. X

[...]Pero si después de haber sido llamado no atiendes o remoloneas, con razón serás desheredado en el juicio de Dios, por no querer dejarás de ser querido. [79] Pues así también se lo sugirió el apóstol Pedro a uno de sus discípulos. Mas creo que has oído la llamada y una vez que la hayas escuchado con más claridad tomarás tu cruz y seguirás al Dios y Señor que te ha llamado, el que te llama de la muerte a la vida y de las tinieblas a la luz. Porque en realidad la ignorancia de Dios es tiniebla y muerte del alma y servir a ídolos que van contra toda naturaleza me parece el colmo de la inconsciencia y de la locura. ¿Con quién podría yo parangonar a estos idólatras y a quién podría referirme para representar su estupidez...? Pues bien, te voy a poner un ejemplo que me contó un hombre muy sabio. Me dijo: Los que adoran a los ídolos se asemejan a un pajarero que apresó un pajarito diminuto, uno de esos que llaman ruiseñores. Empuñó un cuchillo para degollarlo y comérselo, cuando salió del ruiseñor una voz articulada que dijo al pajarero:
[80] »—¿De qué te sirve matarme, hombre? Porque conmigo no vas a poder llenarte la barriga. Pero si me libras de estas ataduras te daré tres consejos que te serán utilísimos para toda la vida.
»E1 pajarero se quedó atónito con aquella vocecita y le prometió que si le oía algo insólito lo liberaría al instante. El ruiseñor se volvió al hombre y le dijo:
»—Nunca intentes alcanzar lo inalcanzable, no te lamentes por algo pasado y no te fíes jamás de lo inverosímil. Guarda estos tres consejos y buena suerte.
»E1 hombre admiró tan agudas e inteligentes palabras y soltándole las ataduras lo dejó volar. El ruiseñor entonces quiso saber si el hombre había comprendido sus palabras y sacado algún provecho. Revoloteando sobre él le dijo:
»—¡Ay, qué insensatez la tuya, hombre! ¡Qué tesoro acabas de perder hoy! Porque en mis entrañas hay una perla más grande que un huevo de avestruz.
»Cuando el pajarero oyó esto se revolvió enojado arrepintiéndose de haber dejado escapar de sus manos al ruiseñor aquel. Intentó entonces echarle mano y dijo:
» —Ven a mi casa te haré un buen recibimiento y después te dejaré ir muy honrado.
»Pero el ruiseñor le respondió:
[81] » —Ahora comprendo que eres tonto de verdad, porque escuchaste con interés y gusto mis palabras pero no sacaste el más mínimo provecho. Te dije que no te arrepintieras de lo pasado y hete aquí que te revuelves airado porque me he escapado de tus manos, arrepintiéndote así de una cosa pasada. Te aconsejé que no intentaras alcanzar lo inalcanzable y tú tratas de capturarme cuando no puedes alcanzarme en el aire. Además te dije que no creyeras lo increíble y te has creído que podía haber en mis entrañas una perla más grande que yo, sin que se te ocurriera pensar que yo todo entero no llego al tamaño de un huevo de avestruz; ¿cómo iba a tener dentro una perla semejante?
»Pues bien —continuó Barlaam—, así de estúpidos son los que creen en los ídolos, porque los fabrican con sus propias manos y luego adoran lo que sus dedos han hecho diciendo: Éstos son nuestros creadores. ¿Pero cómo pueden considerar «creadores» a los que ellos mismos han hecho y creado? Además los guardan en lugares seguros para que no los expolien los ladrones y encima los llaman custodios de su seguridad. Verdaderamente, cuánta insensatez supone esto, no darse cuenta de que, al ser incapaces de guardarse y ayudarse a sí mismos, cómo iban a ser custodios y salvadores de los demás. [82] Porque dicen: ¿no preguntan a los muertos por los vivos? . Gastan su dinero para erigir estelas y estatuas a los demonios y propalan que aquéllos son los que dispensan la riqueza [...]

(Siruela, 93)