MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

01.- Pedro Alfonso, el primer español autor de cuentos "europeo".

La disciplina clericalis en Europa
 

Cuento XIX.- Los dos burgueses y el rústico

01.- GESTA ROMANORUM

CAP. 106.- SOBRE CÓMO DEBEMOS ESTAR VIGILANTES CONTRA LOS FRAUDES DEL DIABLO PARA QUE NO NOS ENGAÑE

Había en otro tiempo tres compañeros que se disponían a ir de peregrinación. Sucedió que no pudieron encontrar alimentos, excepto un pan. Como estaban muy hambrientos, dijeron entre sí: «Si se divide este pan en tres partes, la parte de cada uno no será suficiente para saturarnos; tomemos, por tanto, una sana decisión sobre cómo debemos repartir el pan». «Dormiremos aquí, en el camino», dijo uno de ellos, «y el que tenga un sueño y vea la mayor maravilla, ése recibirá todo el pan». «Nos parece bien la propuesta», respondieron los otros dos. Y comenzaron a dormir. Aquel que había propuesto el plan, se levantó mientras los demás dormían y se comió completamente el pan sin dejar ni una migaja a sus compañeros. Hecho lo cual, despertó a sus compañeros diciendo: «Levantaos rápidamente; es hora de que cada uno exponga su sueño». «Queridísimos», dijo el primero, «he tenido un sueño admirable, esto es, he visto una escalera de oro que descendía del cielo; por ella sabían y bajaban ángeles que transportaban mi alma desde el cuerpo hasta el cielo. Una vez allí, vi al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y había tanta alegría alrededor de mi alma que ni el ojo vio, ni el oído oyó lo que allí contemplé. Y este ha sido mi sueño». Prosiguió el segundo diciendo: «Yo también vi que los demonios arrebataban mi alma del cuerpo con instrumentos de hierro candente y allí, en el infierno, me maltrataban y dijeron: "Mientras Dios reine en el cielo, permanecerás en este lugar"». «Escuchad mi sueño», concluyó el tercero. «Me parecía que un ángel vino a mí y dijo: "Queridísimo, ¿deseas ver dónde están tus compañeros?". Respondí: "Sin duda, señor. Tenemos que repartir un pan entre los tres y temo que se hayan marchado con el pan". Pero el ángel replicó: "No es así, pues el pan está junto a nosotros; sígueme". Me condujo a la puerta del cielo y, asomando mi cabeza por debajo de la puerta tal como me había ordenado, te vi y me parecía que habías sido raptado al cielo y que estabas sentado en un trono de oro rodeado de muchos manjares y vinos exquisitos. A continuación, el ángel prosiguió diciendo: "Mira, tu compañero disfruta alegre y abundantemente de toda clase de manjares y allí permanecerá eternamente porque el que entra una vez en el reino celestial ya no podrá salir nunca". Ahora ven conmigo y observa dónde se encuentra tu otro compañero. Yendo tras él, me condujo a las puertas del infierno y allí vi, como dijiste, en medio de penas gravísimas, cómo se te servia diariamente pan y vino en gran abundancia. Entonces te dije, ¡oh queridísimo compañero!, que me desagradaba que estuvieras padeciendo aquellas penas; a lo que tú me respondiste que mientras Dios reinase en el cielo, permanecerías allí, pues lo habías merecido. Me recordaste, por tanto, que me levantara rápidamente y me comiera todo el pan puesto que no volvería a verte, ni a ti, ni a nuestro compañero.
Yo, al ver esto, me levanté y, como me indicaste, me comí el pan».
Moralización
Queridísimos, por estos tres compañeros debemos entender tres clases de hombres. Por la primera, los sarracenos y los judíos; por la segunda, los ricos y poderosos de este mundo; por la tercera, los hombres perfectos, como son los religiosos y restantes hombres que tienen temor de Dios; por el pan redondo debemos entender el reino celestial. Este pan, a saber, el reino de los cielos, es repartido entre las tres clases de hombres según sus méritos, una ración más grande para algunos, más pequeña para otros. Los primeros, esto es, los sarracenos y judíos duermen en sus pecados y creen poseer el cielo. Los sarracenos de acuerdo con la promesa de Mahoma, cuya ley observan, que les prometió reinar en el cielo; los judíos también creen que lo obtendrán de acuerdo con la ley mosaica. Esta creencia es casi un sueño. El segundo compañero, el que soñó que estaba en el infierno, representa a los ricos y poderosos de este mundo que, a pesar de que saben sin lugar a ninguna duda por los predicadores y confesores que, si mueren en pecado sin arrepentimiento, irán al infierno y allí serán castigados eternamente, no obstante esto, acumulan pecados sobre pecados; y por eso está escrito acerca de los ricos: «¿Dónde están los poderosos de este mundo que jugaban con los perros y las aves?». Están muertos y descendieron al infierno. El tercer compañero, es decir, el cristiano, que no duerme ni en el pecado ni en la mala fe, sino que permanece vigilante en las buenas obras, dirigirá su vida siguiendo el consejo del ángel, esto es, de acuerdo con los dones del Espíritu Santo, y así podrá tener el pan, es decir, el reino de los cielos. Al que, etc.

(AKAL, 04)