MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA
El cuento europeo y España
01.- Pedro Alfonso, el primer español autor de cuentos "europeo".
Dicen que un noble de linaje tenía
una mujer muy casta e muy fermosa, e acaesció que hobo de ir
en romería a Roma, e non quiso dejar otra guarda de su mujer
salvo ella misma, confiado de sus buenas costumbres e castidat. E ella
veviendo castamente e habiéndose sabiamente en todas las cosas
acaeció que por un negocio hobo de salir de casa, que le era
menester, el cual acabado, luego se tornó; e un mancebo viéndola
enamoróse della, e envióle muchos mensajeros, los cuales
ella non recibió, nin oyó, nin curó dél.
El mancebo, viéndose así menospreciado, tan grande era
el amor que él tenía, que hobo de enfermar. E iba muchas
veces allí donde viera aquella duenna por ver si podría
con ella fablar, e nunca pudo: e él así triste e llorando,
topó con una vieja que traie hábito de religiosa, e preguntóle
por qué iba triste, e él non le quiso descobrir su tristeza.
E díjole la vieja :
—Cuanto más tarde el
enfermo descubre la enfermedat al físico, tanto más padece
mayor enfermedat.»
E oyendo esto el mancebo, revelóle
todo el secreto, e dijole la vieja:
—De todo eso yo te porné
buen remedio.
E la vieja tornóse para su
casa; e tenía una perrilla pequenna, e por dos días non
le dio de comer, e después al tercer día dióle
pan amasado con xenabe, e por el amargura e quemazón del axenabe
comenzó la perrilla a lanzar lágrimas por los ojos, que
parescía llorar. Estonce la vieja fuese a casa de la buena duenna,
e rescebióla honradamente por el hábito de religión
que traíe; e la perrilla iba con ella; e cuando la duenna la
vio llorar, preguntó qué habíe e por qué
lloraba; la vieja respondió:
—¡ Oh amiga mucho amada!
non me preguntes qué cosa es; ca he tan grand dolor, que non
lo puedo decir.
E la duenna preguntóle más,
rogándole que gelo dijiese. E la vieja dijo:
—Esta perrilla que aquí
ves era mi fija casta e fermosa, e un mancebo enamoróse della;
e tanto era buena e casta, que non curó de su amor, ante lo menospreció.
El mancebo por este pesar hobo de haber grand enfermedat, e por esta
culpa esta mi fija fue mudada en perrilla.
E deciendo estas palabras comenzó
a llorar la vieja. La duenna dijo:
—¿Qué será,
mi amiga, que en semejable pecado caí yo? que un mancebo se enamoró
de mí, e por guardar castidat yo menospreciélo, e él
hobo enfermedat como tú dices.
E díjole la vieja:
—¡Oh mi amiga amada!
yo te do por consejo que lo más aína que podieres hayas
piedat de ese mancebo, e fagas todo lo que él quesiere; non te
acaezca lo que a esta mi fija, que seas mudada en perra.
La buena duenna dijo:
—Ruégote que me des
algún buen consejo porque non sea privada de la mi forma de mujer
e tornada en perra.
E dijo la vieja :
—De buena voluntad por amor
de Dios, e por remedio de mi ánima: e porque he piedat de ti,
yo buscaré este mancebo, e si lo podiere fallar, yo te lo traeré.
E ella díóle muchas
gracias. E la vieja fizo lo que prometió, e trájole al
mancebo, e ayuntólos en uno.
(B.A.E. Tomo LI)
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