MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

01.- Pedro Alfonso, el primer español autor de cuentos "europeo".

La disciplina clericalis en Europa

 

Cuento XI.- La espada

01.- SENDEBAR

Inicio del Sendebar

Cuento 5: Enxenplo del señor, e del omne, e de la muger, e el marido de la muger, commo se ayuntaron todos.


Señor, fiziéronme entender de los engaños de las mugeres. Dize que era una muger que avía un amigo que era privado del rey, e avía aquella çibdat de mano del rey en poder, e el amigo enbió a un su omne a casa de su amiga que supies' si era y su marido. E entró aquel omne e pagóse d'él e él d'ella porque era fermoso; e ella llamólo que jaziese con ella, e él fízolo así e vio que tardava su señor el mançebo, e fue a casa del entendedera, e llamó e dixo el mançebo:
—¿Qué faré de mí?.
E ella dixo:
—Ve, e escóndete aquel rincón.
E el señor d'él entró a ella, e non quiso qu'el amigo entrase en el rincón con el mançebo. E en esto vino el marido, e llamó a la puerta e dixo al amigo:
—Toma tu espada en la mano e párate a la puerta del palacio e amenázame e ve tu carrera e non fables ninguna cosa.
E él fízolo así e fue e abrió la puerta a su marido e quando vio su marido estar el espada sacada al otro en la mano, fabló e dixo:
—¿Qu' es esto?
E él non respondió nada, e fue su carrera. E el marido entró al palacio a su muger e dixo:
¡Ay, maldita de ti! ¿Qué ovo este omne contigo, que te salle denostando e amenazando?
E ella dixo:
—Vino ese omne fuyendo con gran miedo d'él e falló la puerta abierta, e entró su señor en pos d'él por lo matar, e él dando bozes que 1' acorriese. E después qu'él se arrimó a mí, páreme ante él, e apártelo d'él que non lo matase, e por esto va de aquí denostando e amenazándome; mas, sí me vala Dios, non me inchalá.
El marido dixo:
—¿Do está este mancebo?
—En aquel rincón está.
E el marido salió a la puerta por ver si estava el señor del mançebo o si era ido. E quando vio que non estava allí, llamó al mançebo e dixo:
—Sal acá, que tu señor ido es su carrera.
E el marido se tornó a ella bien pagado, e dixo:
Feziste a guisa de buena muger, e feziste bien, e gradéscotelo mucho.

E, señor, non te di este enxenplo sinon que non mates tu fijo por dicho de una muger, ca las mugeres, ayuntadas en sí, an muchos engaños.
E mandó el Rey que non matasen su fijo.

(Ed. Lacarra. Cátedra, 89)