MASTER EN LITERATURA COMPARADA EUROPEA

El cuento europeo y España

01.- Pedro Alfonso, el primer español autor de cuentos "europeo".

La disciplina clericalis en Europa

Cuento X.- El Lienzo

01.- GESTA ROMANORUM

CAP. 123.- Sobre cómo las jovencitas deben ser guardadas por sus padres de los lujuriosos y no abandonadas a su propia voluntad

Había un caballero que, antes de emprender un viaje de peregrinación lejos de su tierra, encomendó su esposa a su suegra, es decir, a la madre de su esposa, para que cuidara de ella. La esposa, sin embargo, después de la partida de su marido, se enamoró de un joven y se lo contó a su madre. La esposa, con el consentimiento de la madre, entabló relaciones inmediatamente con el joven, pero cuando estaban comiendo regresó el caballero y llamó a la puerta. Al instante, se levantó la esposa, escondió al amante en la cama y, después de esto, abrió la puerta al marido. En cuanto éste entró, mandó que le preparasen la cama, pues estaba cansado y quería descansar. La esposa, turbada, se quedó pensando qué debería hacer. Sin embargo, la madre, al ver la situación, dijo:
—No tengas prisa, hija, en preparar la cama, hasta que enseñemos a tu marido la sábana que hemos confeccionado.
La madre, levantando la sábana por un lado todo cuanto podía, dio el otro extremo a la hija para que lo levantara también, y durante largo tiempo mantuvieron extendida la sábana hasta que el amante pudo marcharse. Y de esta manera, el marido fue completamente burlado. Cuando hubo salido el amante, dijo la madre a su hija:
—Ahora coloca la sábana que hemos confeccionado con tus manos y las mías sobre el lecho de tu marido.

Moralización
Queridísimos, este caballero es cualquier hombre que marcha de peregrinación a este mundo después del bautismo, pues, mientras estamos aquí, somos peregrinos. Salmista: «Yo soy peregrino e hijo de mi madre». Pero en esa peregrinación la esposa, es decir, la carne, comete a menudo adulterio con los vicios y concupiscencias. El caballero llama a la puerta cada vez que recuerda qué y cuánto pecó contra Dios, y por eso tiene que llamar, esto es, orar, ayunar, etc., hacer buenas obras para de este modo poder entrar en el dormitorio de la recta vida y descansar en los preceptos divinos. Pero la esposa, esto es, la carne, con frecuencia se turba al ver que el hombre se propone hacer penitencia, pues no soporta de buen grado la penitencia. Al instante, la madre, esto es, el mundo, en cuanto se percata de ello, levanta la sábana, es decir. la vanidad del mundo con que tanto se deleita el hombre porque no se da cuenta del propio peligro; por lo cual hay que dolerse.

(AKAL, 04)