5.3.- Piratería y derechos de autor
Lope de Vega se
quejó amargamente de la inexistencia de derechos de autor,
de la imposibilidad de controlar los desmanes que se cometían
con sus comedias. Llegó a emprender acciones legales que
no tuvieron ningún éxito, porque se entendía
que tras la venta de una comedia se perdían todos los desechos
sobre ella, que pasaba a ser propiedad del "autor" o director
de la compañía. Puedes leer dos testimonios de Lope
más abajo:
A esto se añade
el hurtar las comedias éstos que llama el vulgo, al uno Memorilla
y al otro Gran Memoria, los cuales, con algunos versos que aprenden,
mezclan infinitos suyos bárbaros en que ganan la vida, vendiéndoselos
a los pueblos y a autores extramuros [cómicos de la legua],
gente vil, sin oficio y que muchas veces han estado presos. Yo quisiera
librarme de este cuidado dándolas a la luz: pero no puedo,
porque las imprimen con mi nombre y son de los poetas duendes.
LOPE DE VEGA: Prólogo
a la 1ª edición de sus Comedias, 1620
Sean desterrados
de los teatros unos hombres que viven, se sustentan y visten de
hurtar a los autores las comedias, diciendo que las toman de memoria
de sólo oírlas, y que este no es hurto respecto de
que el representante las vende al pueblo, y que se puede valer de
su memoria, que es lo mismo que decir que un ladrón no lo
es, porque se vale de su entendimiento, dando trazas, fingiendo
personas, cartas y firmas. Esto no sólo es daño de
los autores, por quien andan perdidos y empeñados; pero lo
que es más de sentir de los ingenios que las escriben, porque
yo he hecho diligencias para saber de uno de éstos, llamado
El de la Gran Memoria, si era verdad que la tenía, y he hallado,
leyendo sus traslados, que para un verso mío hay infinitos
suyos, llenos de locuras, disparates e ignorancias, bastantes a
quitar la honra y opinión al mayor ingenio [...]
LOPE DE VEGA: Dedicatoria
de la comedia La Arcadia
DERECHOS DE AUTOR
Solía el
Teatro hacer aquestos prólogos; y cansado de las quejas de
los autores, que dicen que les imprimen sus comedias en daño
de su hacienda, remite en esta parte a uno de los académicos
de la Corte, para que, en vez de introducción, satisfaga
por los poetas a sus voces y peticiones injustas. Dos veces se les
puso pleito a los mercaderes de libros para que no las imprimiesen,
por el disgusto que les daba a sus dueños ver tantos versos
rotos, tantas coplas ajenas y tantos disparates en razón
de las mal entendidas fábulas y historias; vencieron,probando
que una vez pagados los ingenios del trabajo
de sus estudios, no tenían acción sobre ellos:
y así se determinaron a pedirles que se las dejasen corregir,
y que habiendo de imprimirse, no fuese sin avisarlos. Esto se ha
hecho, y las comedias salen mejores, como muestra la experiencia.
Cuanto a la queja de los autores, se responde que los unos las hurtan
a los otros, o las venden a los lugares que para sus fiestas las
codician; y destruyéndose ellos a sí mismos, o haciendo
componer de otros versos las invenciones que agradan, o hurtándolas
o comprándolas a sus papelistas y secretarios cómicos,
que con gran facilidad las venden, el menor daño es imprimirlas;
que no ha de andar el poeta guardándolas,
y más que les da su mismo original, y en su vida guardó
traslado. Demás que la mayor parte son comedias de
muchos años, y que los autores que las representaron ya no
lo son, o por viejos, o porque acabaron la comedia de la vida en
la tragedia de la muerte; y por alguna que ellos mismos vendieron
o despreciaron, no es justo que se quejen ni impidan que las demás
se impriman, y que quien tiene gusto de leerlas le pierda por su
causa; que el que más se agravia de su impresión ha
destruido a muchos autores, representandoles las que los otros adquirieron
con muchos dineros y pasos, ya por extraños reinos, ya por
Andalucía y Castilla; y pues con perversas coplas, que ellos
hacen, quieren quitar el nombre a los poetas científicos,
hurtando lo que no saben, no hagan vanas quimeras de injustas quejas,
sino estimen y guarden sus papeles; que manuscritos
se venden en tiendas públicas, o por su poca estimación,
o porque los venden; que los poetas no imprimen lo que les puede
hacer daño, sino lo que anda perdido, roto y con mil defectos
por causa suya.
Prólogo al
lector de la parte XVII de las Comedias de Lope (1621)