Literatura Española del Siglo XVII

09.- Teatro barroco

 

05.- Representación.

5.3.- Piratería y derechos de autor

Lope de Vega se quejó amargamente de la inexistencia de derechos de autor, de la imposibilidad de controlar los desmanes que se cometían con sus comedias. Llegó a emprender acciones legales que no tuvieron ningún éxito, porque se entendía que tras la venta de una comedia se perdían todos los desechos sobre ella, que pasaba a ser propiedad del "autor" o director de la compañía. Puedes leer dos testimonios de Lope más abajo:

A esto se añade el hurtar las comedias éstos que llama el vulgo, al uno Memorilla y al otro Gran Memoria, los cuales, con algunos versos que aprenden, mezclan infinitos suyos bárbaros en que ganan la vida, vendiéndoselos a los pueblos y a autores extramuros [cómicos de la legua], gente vil, sin oficio y que muchas veces han estado presos. Yo quisiera librarme de este cuidado dándolas a la luz: pero no puedo, porque las imprimen con mi nombre y son de los poetas duendes.

LOPE DE VEGA: Prólogo a la 1ª edición de sus Comedias, 1620

Sean desterrados de los teatros unos hombres que viven, se sustentan y visten de hurtar a los autores las comedias, diciendo que las toman de memoria de sólo oírlas, y que este no es hurto respecto de que el representante las vende al pueblo, y que se puede valer de su memoria, que es lo mismo que decir que un ladrón no lo es, porque se vale de su entendimiento, dando trazas, fingiendo personas, cartas y firmas. Esto no sólo es daño de los autores, por quien andan perdidos y empeñados; pero lo que es más de sentir de los ingenios que las escriben, porque yo he hecho diligencias para saber de uno de éstos, llamado El de la Gran Memoria, si era verdad que la tenía, y he hallado, leyendo sus traslados, que para un verso mío hay infinitos suyos, llenos de locuras, disparates e ignorancias, bastantes a quitar la honra y opinión al mayor ingenio [...]

LOPE DE VEGA: Dedicatoria de la comedia La Arcadia

DERECHOS DE AUTOR

Solía el Teatro hacer aquestos prólogos; y cansado de las quejas de los autores, que dicen que les imprimen sus comedias en daño de su hacienda, remite en esta parte a uno de los académicos de la Corte, para que, en vez de introducción, satisfaga por los poetas a sus voces y peticiones injustas. Dos veces se les puso pleito a los mercaderes de libros para que no las imprimiesen, por el disgusto que les daba a sus dueños ver tantos versos rotos, tantas coplas ajenas y tantos disparates en razón de las mal entendidas fábulas y historias; vencieron,probando que una vez pagados los ingenios del trabajo de sus estudios, no tenían acción sobre ellos: y así se determinaron a pedirles que se las dejasen corregir, y que habiendo de imprimirse, no fuese sin avisarlos. Esto se ha hecho, y las comedias salen mejores, como muestra la experiencia. Cuanto a la queja de los autores, se responde que los unos las hurtan a los otros, o las venden a los lugares que para sus fiestas las codician; y destruyéndose ellos a sí mismos, o haciendo componer de otros versos las invenciones que agradan, o hurtándolas o comprándolas a sus papelistas y secretarios cómicos, que con gran facilidad las venden, el menor daño es imprimirlas; que no ha de andar el poeta guardándolas, y más que les da su mismo original, y en su vida guardó traslado. Demás que la mayor parte son comedias de muchos años, y que los autores que las representaron ya no lo son, o por viejos, o porque acabaron la comedia de la vida en la tragedia de la muerte; y por alguna que ellos mismos vendieron o despreciaron, no es justo que se quejen ni impidan que las demás se impriman, y que quien tiene gusto de leerlas le pierda por su causa; que el que más se agravia de su impresión ha destruido a muchos autores, representandoles las que los otros adquirieron con muchos dineros y pasos, ya por extraños reinos, ya por Andalucía y Castilla; y pues con perversas coplas, que ellos hacen, quieren quitar el nombre a los poetas científicos, hurtando lo que no saben, no hagan vanas quimeras de injustas quejas, sino estimen y guarden sus papeles; que manuscritos se venden en tiendas públicas, o por su poca estimación, o porque los venden; que los poetas no imprimen lo que les puede hacer daño, sino lo que anda perdido, roto y con mil defectos por causa suya.

Prólogo al lector de la parte XVII de las Comedias de Lope (1621)