2.3.4.- Otros preceptistas: Ricardo del Turia
o Francisco Cascales
RICARDO DEL TURIA: APOLOGÉTICO
DE LAS COMEDIAS ESPAÑOLAS (1616)
[...] ninguna comedia de cuantas
se representan en España lo es, sino tragicomedia,
que es un mixto formado de lo cómico
y lo trágico [...] Y los españoles no han
sido inventores deste mixto poema (aunque no perdieran opinión
cuando lo fueran); que muy antiguo es, y en cualquier dellos ha
lucido más el ingenio del poeta por el grande artificio
que incluye en sí la mezcla de cosas tan distinctas y varias,
y la unión dellas, no en forma de composición (como
algunos han pensado), sino de mixtura, porque va mucho del un
término al otro [...]; porque en lo mixto las partes pierden
su forma, y hacen una tercera materia muy diferente, y en lo compuesto
cada parte se conserva ella misma como antes era [...]
Cuando por los españoles fuera inventado este poema, antes
es digno de alabanza que de reprehensión, dando por constante
una máxima, que no se puede negar ni cabillar, y es, que
los que escriben, es a fin de satisfacer
el gusto para quien escriben, aunque echen de ver que no
van conforme las reglas que piden
aquella compostura; y hace mal el que piensa que el dexar de seguillas
nace de ignorantes; demás que los cómicos de nuestros
tiempos tienen tan bien probada su intención en otras obras
que perfectamente han acabado y escrito con otros fines que el
de satisfacer a tantos, que no necesitan, para eternizar sus nombres,
de escribir las comedias con el rigor a que los reducen estos
afectados censores con quien habla mi Apología.[...]
[...] y así [Lope de Vega] adquiere el favor que toda Europa
y América le debe y paga gloriosamente; porque la
cólera española está mejor con la
pintura que con la historia; dígolo porque una tabla o
lienzo de una vez ofrece cuanto tiene, y la historia se entrega
al entendimiento o memoria con más dificultad, pues, al
paso de los libros o capítulos en que el autor la distribuye
[...] Y assimismo, en aquel breve término de dos horas,
querrían ver sucesos cómicos, trágicos y
tragicómicos (dexando lo que es meramente cómico
para el argumento de los entremeses que se usan agora)
[...] ¿por qué ha de dejar el poeta de conseguir
su fin, que es el aplauso (primer
precepto de Aristóteles en su Poética), por seguir
las leyes de los pasados [...]?
Y la introducción de lacayos
en las comedias no es porque entiendan que la persona de un lacayo
sea para comunicalle negocios de estado y de gobierno, sino por
no multiplicar interlocutores [...], y así hace el lacayo
las [figuras] de todos los criados de aquel príncipe; y
el aplicar donaires a su papel es por despertar el gusto, que
tal vez es necesario, pues con lo mucho grave se empalaga muy
fácilmente [...]
Así que no está la falta en las comedias españolas,
sino en los Zoilos españoles, pareciéndoles breve
camino y libre de trabaxo para conquistar el nombre de discretos
la indistincta y ciega murmuración [...]
Díaz Plaja, Antología mayor de la Literatura
Española, III, siglo XVII, 1970