Literatura Española del Siglo XVII

09.- Teatro barroco

 

05.- Representación.

5.6.- Escenografía

5.6.1.- Precariedad inicial

Cervantes: Prólogo a Ocho comedias y ocho entremeses (1615)


[…] En el tiempo deste célebre español [Lope de Rueda], todos los aparatos de vn autor de comedias se encerrauan en vn costal, y se cifrauan en quatro pellicos blancos guarnecidos de guadameci dorado, y en quatro barbas y cabelleras, y quatro cayados, poco mas o menos. Las comedias eran vnos coloquios como eglogas entre dos o tres pastores y alguna pastora; adereçauanlas y dilatauanlas con dos o tres entremeses, ya de negra, ya de rufian, ya de bobo y ya de vizcaino: que todas estas quatro figuras y otras muchas hazía el tal Lope con la mayor excelencia y propiedad que pudiera imaginarse. No auia en aquel tiempo tramoyas, ni desafios de moros y christianos, a pie ni a cauallo; no auia figura que saliesse o pareciesse salir del centro de la tierra por lo hueco del teatro, al qual componian quatro bancos en quadro y quatro o seys tablas encima, con que se leuantaua del suelo quatro palmos; ni menos baxauan del cielo nubes con ángeles o con almas. El adorno del teatro era vna manta vieja tirada con dos cordeles de vna parte a otra, que hazía lo que llaman vestuario, detras de la qual estauan los músicos, cantando sin guitarra algun romance antiguo. Murió Lope de Rueda, y por hombre excelente y famoso le enterraron en la iglesia mayor de Cordoua (donde murió), entre los dos coros, donde tambien está enterrado aquel famoso loco Luys Lopez.

Sucedio a Lope de Rueda Nabarro, natural de Toledo, el qual fue famoso en hazer la figura de vn rufian cobarde; este leuantò algun tanto más el adorno de las comedias, y mudó el costal de vestidos en cofres y en baules; sacó la musica, que antes cantaua detras de la manta, al teatro público; quitó las barbas de los farsantes, que hasta entonces ninguno representaua sin barba postiza, y hizo que todos representassen a cureña rasa, si no era los que auian de representar los viejos o otras figuras que pidiessen mudança de rostro; inuentó tramoyas, nubes, truenos y relampagos, desafíos y batallas; pero esto no llegó al sublime punto en que está agora.

Dibujo de César Oliva


5.6.2.- Excesos barrocos rechazados por Lope

Lope de Vega: Prólogo dialogístico a la parte XVI (1621)

PERSONAS: El Teatro- Un Forastero

Teatro.- ¡Ay, ay, ay!
Forastero.- ¿De qué te quejas, Teatro?
Teatro.- ¡Ay, ay, ay!
Forastero.- ¿Qué tienes? ¿Qué novedad es ésta? ¿Estás enfermo? Que parece tocador eso que tienes en la frente.
Teatro.- No es sino una nube que estos días me han puesto los autores en la cabeza.
Forastero.- Pues ¿qué puede moverte a tales voces?
Teatro.- ¿Es posible que no me ves herido, quebradas las piernas y los brazos, lleno de mil agujeros, de mil trampas y de mil clavos?
Forastero.- ¿Quién te ha puesto en estado tan miserable?
Teatro.- Los carpinteros por orden de los autores.
Forastero.- No tienen ellos la culpa, sino los poetas que son para ti como los médicos y los barberos, que unos mandan y los otros sangran.
Teatro.- Yo he llegado a gran desdicha, y presumo que tiene origen de una de tres causas: o por no haber buenos representantes, o por ser malos los poetas, o por faltar entendimiento en los oyentes; pues los autores se valen de las máquinas, los poetas de los carpinteros y los oyentes de los ojos.
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Hace días que nací en Grecia, donde nacieron todas las artes. Conocí a Eurípides, a Esquilo, a Sófocles y a Aristófanes. Pero volviendo al pueblo, digo que justamente se mueve a esas máquinas por deleitar los ojos; pero no a las de la comedia de España, donde tan groseramente bajan y suben figuras, salen animales y aves, a que viene la ignorancia de las mujeres y la mecánica chusma de los hombres.
Forastero.- Pues ¿no hay discretos?
Teatro.- Pocos.
Forastero.- Eso es mentira.
Teatro.- Yo digo, algunas veces en la comedia; pues nadie se podrá persuadir con mediano entendimiento, que la mayor parte de las mujeres que aquel jaulón encierra, y de los ignorantes que asisten a los bancos, entienden los versos, las figuras retóricas, los conceptos y sentencias, las imitaciones y el grave o común estilo.
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Forastero.- Lástima te tengo, porque como se acabaron los Cisneros, los Navarros, Loyolas, Ríos, Solanos, Ramírez, Tapias, Leones, Rochas, Salvadores y Cristóbales [actores de renombre], ¿qué han de hacer los autores, sino, convertidos en bolatines, remitir a las tramoyas las comedias, y los poetas los conceptos a los aros de cedazo?
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Aquí tienes las "complicadas" máquinas a las que se refiere Lope en el segundo párrafo: ESCOTILLONES para subir y bajar del escenario y PESCANTE o NUBE para subir y bajar del cielo; de cualquier modo no eran muy diferentes de las usadas en el teatro inglés, como puedes ver en la tercera ilustración. Más abajo, ejemplo de BOFETÓN, artefacto giratorio que hacía aparecer y desaparecer personajes de la escena.

La creación del mundo de Lope de Vega, con pescante junto al jardín

Otro recurso de los "autores" para hacer desaparecer personajes, muy temido por los actores porque muchas veces acababan con algún hueso roto, era el "DESPEÑADERO", una tabla sobre un rail en la que se ponía el actor para desaparecer rápidamente por un escotillón. Es tramoya muy parecida a las que usaban volatineros como los del grabado inferior, donde en el círculo se ve a uno cabeza abajo deslizándose por una cuerda:

Lope de Vega: Prólogo dialogístico a la Parte XIX (1624)

PERSONAS: UN POETA Y EL TEATRO

Teatro.- ¿Tenéis algunas comedias nuevas?
Poeta.- Después que se usan las apariencias que se llaman tramoyas no me atrevo a publicarlas.
Teatro.- ¿Por qué?
Poeta.- Porque cuando veo todo un pueblo atento a una maroma, por donde llevan una mujer arrastrando, desmayo la imaginación a los conceptos y el estudio a las imitaciones [...]