Literatura Española del Siglo XVII

09.- Teatro barroco

1.- Tirso de Molina (h.1571-1648)

2.4.- Tirso y Lope

En Los cigarrales de Toledo, tras insertar su comedia El vergonzoso en palacio, defiende su obra de críticas y desastrosas representaciones y, a un tiempo, hace un encendido elogio de Lope de Vega:

Cigarral 1

Con la apacible suspensión de la referida comedia, la propiedad de los recitantes, las galas de las personas y la diversidad de sucesos, se les hizo el tiempo tan corto, que con haberse gastado cerca de tres horas, no hallaron otra falta, sino la brevedad de su discurso. Esto en los oyentes desapasionados, y que asistían allí mas para recrear el alma con el poético entretenimiento, que para censurarle; que los zánganos de la miel que ellos no saben labrar y hurtan a las artificiosas abejas, no pudieron dejar de hacer de las suyas, y con murmuradores susurros picar en los deleitosos panales del ingenio. Quien dijo que era demasiadamente larga, y quien impropia. Pedante hubo historial que afirmó merecer castigo el poeta, que contra la verdad de los anales portugueses, había hecho pastor al duque de Coimbra don Pedro, siendo así que murió en una batalla que el rey don Alonso su sobrino le dio, sin que le quedase hijo sucesor, en ofensa de la casa de Avero y su gran duque, cuyas hijas pintó tan desenvueltas, que contra las leyes de su honestidad, hicieron teatro de su poco recato la inmunidad de su jardín. ¡Como si la licencia de Apolo se estrechase a la recolección histórica, y no pudiese fabricar sobre cimientos de personas verdaderas, arquitecturas del ingenio fingidas! No faltaron protectores del ausente poeta, que volviendo por su honra, concluyeron los argumentos zoilos, si pueden entendimientos contumaces, Narcisos de sus mismos pareceres, y discretos mas por las censuras que dan en los trabajos agenos, que por lo que se desvelan en los propios, convencerse. «Entre los muchos desaciertos (dijo un presumido, natural de Toledo; que le negara la filiación de buena gana, si no fuera porque entre tantos hijos sabios y bien intencionados que ilustran su benigno clima, no era mucho saliese un aborto malicioso), el que me acaba la paciencia es ver cuan licenciosamente salió el poeta de los límites y leyes con que los primeros inventores de la comedia dieron ingenioso principio a este poema; pues siendo así que este ha de ser una acción cuyo principio, medio y fin acaezca a lo más largo en veinte y cuatro horas sin movernos de un lugar, nos ha encajado mes y medio por lo menos de sucesos amorosos; pues aun en este término parece imposible pudiese disponerse una dama ilustre y discreta a querer tan ciegamente a un pastor, hacerle su secretario, declararle por enigmas su voluntad, y últimamente arriesgar su fama a la arrojada determinación de un hombre tan humilde, que en la opinión de entrambos, el mayor blasón de su linaje eran unas abarcas, su solar una cabaña, y sus vasallos un pobre hato de cabras y bueyes. Dejo de impugnar la ignorancia de doña Serafina, pintada en lo demás tan avisada, que enamorándose de su mismo retrato, sin más certidumbre de su original que lo que don Antonio la dijo, se dispusiese a una bajeza indigna aun de la mas plebeya hermosura, como fue admitir a escuras a quien pudiera con la luz de una vela dejar castigado y corrido. Fuera de que no sé yo por qué ha de tener nombre de comedia la que introduce sus personas entre duques y condes, siendo así que las que más graves se permiten en semejantes acciones, no pasan de ciudadanos, patricios y damas de mediana condición.» Iba a proseguir el malicioso arguyente, cuando atajándole don Alejo, le respondió: «Poca razón habéis tenido, pues fuera de la obligación en que pone la cortesía a no decir mal el convidado de los platos que le ponen delante, por mal sazonados que estén, en menosprecio del que convida, la comedia presente ha guardado las leyes de lo que ahora se usa; y a mi parecer, conformándome de los que sin pasión sienten, el lugar que merecen las que ahora se representan en nuestra España, comparadas con las antiguas, les hace conocidas ventajas, aunque vayan contra el instituto primero de sus inventores. Porque si aquellos establecieron que una comedia no representase sino la acción que moralmente puede suceder en veinte y cuatro horas, ¡cuánto mayor inconveniente será que en tan breve tiempo un galán discreto se enamore de una dama cuerda, la solicite, regale y festeje, y que sin pasarse siquiera un día, la obligue y disponga de suerte sus amores, que comenzando a pretenderla por la mañana, se case con ella a la noche! ¿Qué lugar tiene para fundar celos, encarecer desesperaciones, consolarse con esperanzas, y pintar los demás afectos y accidentes, sin los cuales el amor no es de ninguna estima? ¿Ni cómo se podrá preciar un amante de firme y leal, si no pasan algunos días, meses y aun años, en que se haga prueba de su constancia? Estos inconvenientes, mayores son en el juicio de cualquier mediano entendimiento, que el que se sigue de que los oyentes, sin levantarse de un lugar, vean y oigan cosas sucedidas en muchos días; pues así como el que lee una historia en breves planas, sin pasar muchas horas se informa de casos sucedidos en largos tiempos y distintos lugares, la comedia que es una imagen y representación de su argumento, es fuerza que cuando le toma de los sucesos de dos amantes, retrate al vivo lo que les pudo acaecer; y no siendo esto verisímil en un día, tiene obligación de fingir pasan los necesarios para que la tal acción sea perfecta; que no en vano se llamó la poesía pintura viva, pues imitando a la muerta, ésta en el breve espacio de vara y media de lienzo pinta lejos y distancias, que persuaden a la vista a lo que significan; y no es justo que se niegue la licencia que conceden al pincel, a la pluma, siendo esta tanto más significativa que esotro, cuanto se deja mejor entender el que habla articulando sílabas en nuestro idioma, que el que siendo mudo, explica por señas sus conceptos. Y si me argüís que a los primeros inventores debemos los que profesamos sus facultades guardar sus preceptos, pena de ser tenidos por ambiciosos y poco agradecidos a la luz que nos dieron para proseguir sus habilidades, os respondo que aunque a los tales se les debe la veneración de haber salido con la dificultad que tienen todas las cosas en sus principios, con todo eso es cierto que añadiendo perfecciones a su invención (cosa puesto que fácil, necesaria) es fuerza que quedándose la sustancia en pie, se muden los accidentes, mejorándolos con la experiencia. ¡Bueno sería que porque el primero músico sacó de la consonancia de los martillos en la yunque la diferencia de los agudos y graves y la armonía música, hubiesen los que agora la profesan de andar cargados de los instrumentos de Vulcano, y mereciesen castigo en vez de alabanza los que a la harpa fueron añadiendo cuerdas, y vituperando lo superfluo e inútil de la antigüedad, la dejaron en la perfección que agora vemos! Esta diferencia hay de la naturaleza al arte, que lo que aquella desde su creación constituyó, no se puede variar, y así siempre el peral producirá peras, y la encina su grosero fruto; y con todo eso la diversidad del terruño y la diferente influencia del ciclo y clima a que están sujetos, los saca muchas veces de su misma especie, y casi constituye en otras diversas....
fuera de que ya que no en todo pueda variar, estas cosas el hortelano, a lo menos en parte, mediando la industria del ingerir, de dos diversas especies compone una tercera.
Pues si en lo artificial, cuyo ser consiste solo en la mudable imposición de los hombres, puede el uso mudar………..hasta la sustancia, y en lo natural se producen por medio de los injertos cada día diferentes frutos, ¿qué mucho que la comedia, a imitación de entrambas cosas, varíe las leyes de sus antepasados, y ingiera industriosamente lo trágico con lo cómico, sacando una mezcla apacible de estos dos encontrados poemas, y que participando de entrambos, introduzca ya personajes graves como la una, y ya jocosas y ridículas como la otra?
Además, que si el ser tan excelentes en Grecia Esquilo y Enio [Menandro], como entre los latinos Séneca y Terencio, bastó para establecer las leyes tan defendidas de sus profesores, la excelencia de nuestra española vega, honra de Manzanares, Tulio de Castilla y fénix de nuestra nación, los hace tan conocidas ventajas en entrambas materias, así en la cuantidad como en la cualidad de sus nunca bien conocidos aunque bien envidiados y mal mordidos estudios, que la autoridad con que se les adelanta es suficiente para derogar sus estatutos. Y habiendo él puesto la comedia en la perfección y sutileza que agora tiene, basta para hacer escuela de por sí, y para que los que nos preciamos de sus discípulos, nos tengamos por dichosos de tal maestro, y defendamos constantemente su dotrina contra quien con pasión la impugnare. Que si él en muchas partes de sus escritos dice que el no guardar el arte antiguo lo hace por conformarse con el gusto de la plebe, que nunca consintió el freno de las leyes y preceptos, dicelo por su natural modestia, y porque no atribuya la malicia ignorante a arrogancia lo que es política perfección; pero nosotros, lo uno por ser sus profesores, y lo otro por las razones que tengo alegadas, fuera de otras muchas que se quedan en la plaza de armas del entendimiento, es justo que a él, como reformador de la comedia nueva, y a ella como más hermosa y entretenida, los estimemos, lisonjeando al tiempo para que no borre su memoria.

Cigarral 4º

Al final del Cigarral 4º se lamenta del fracaso de algunos estrenos de sus obras por culpa de malas compañías teatrales

—"Muchas comedias (dijo don Alejo) han corrido con nombre de disparatadas y pestilenciales; que, siendo en sí maravillosas, las han desacreditado los malos representantes, ya por errarlas, ya por no vestirlas, y ya por ser despropositados los papeles para las personas que los estudian; las cuales, después que caen en otras manos, o más cuidadosas o más acomodadas, vuelven a restaurar, con el logro, la fama que perdieron."
—"La del Vergonzoso en palacio (dijo don Juan) pasó por esos naufragios; que no pareciendo en la Corte, como merecía, en poder del mejor autor y representante destos tiempos —porque ni sabía el papel, ni eran a propósito sus años para la vergüenza y cortedad primeriza que en materia de amores trae de ordinario consigo la juventud—, después, en las demás compañías (que hubo pocas que no la representasen) ganó renombre de las mejores de su tiempo."[…]
—"La segunda causa (prosiguió don Melchor) de perderse una comedia, es por lo mal que le entalla el papel al representante. ¿Quién ha de sufrir, por extremada que sea, ver que habiéndose su dueño desvelado en pintar una dama hermosa, muchacha, y con tan gallardo talle que, vestida de hombre, persuada y enamore la más melindrosa dama de la corte, salga a hacer esta figura una del infierno, con más carnes que un antruejo, más años que un solar de la Montaña, y más arrugas que una carga de repollos, y que se enamore la otra y le diga:

"¡ay, qué don Gilito de perlas!,
¡es un brinco, un dix, un juguete del amor!"
?

[En el Don Gil de las calzas verdes no aparecen exactamente estos versos sino otros similares: Doña Clara dice en aparte: "¡Perdida de enamorada / me tiene el don Gil de perlas!" (Jornada I, vv. 913-4), y Doña Inés confiesa: "Es el don Gil que yo adoro / un Gilito de esmeraldas." (Jornada I, v. 983)]